Siempre nos deja intrigado el no conocer la identidad de una persona, muchas preguntas y leyendas detrás de todo y en el ambiente de lo popular, especialmente de la música, es casi heroico mantener un personaje lejos de los cliches del rock star. Ese sentimiento de estar oculto, de ser anónimo detrás de una máscara, no es nuevo en la cultura mexicana: desde el misticismo indígena, pasando por el misterio detrás del luchador, en el ambiente político de Chiapas, en ritos o festividades.
Austin TV lleva esa intriga más alla aún, porque nos desafía constantemente a interpretar ese laberinto sonoro instrumental, de sensaciones tranquilas y a la vez caóticas, de los constantes cambios de velocidad y la simbología de las escasas palabras.
En este último trabajo nos obligan a destrabar alguna que otra neurona, al definir la obra como su perfil geométrico, compuesto a base de un sistema de lenguaje complejo referido a números. Y lo dividen en dos partes: el explosivo Séeb -en lenguaje maya siginifica rápido- y el más apacible Hán -en chino: lento-.
Demanda varias escuchas y alguna vez en la vida verlos en vivo, algo que desearía con todas mis ganas.
Austin es la mejor banda que existe, así de sencillo, su manifiesta genialidad brilla tanto como para ser tomada en un país como este: les choses sont bizarres!!!
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