A estos ingleses de Oxford los descubrí ya disueltos por el juego Road Rash, es que en esta parte del mundo a principios de los 90 la información era más bien escasa y la música que escuchábamos la proponía MTV y algunos radios locales que se decantaban más por el sonido Manchester que por el shoegaze por ejemplo. Todavía fueron bendecidos con la más mala suerte de la década pasada, porque si en conjunto representaban algo poderoso, los continuos cambios de integración y sello discográfico, más su lírica de velocidad y carretera, el poco apoyo del público y carátulas horribles como la de este disco hicieron de ellos una banda subestimada.
En Mezcal Head, su segundo y mejor trabajo, Swervedriver propone el muro de guitarras y melodías shoegazing más la distorsión grunge, convirtiéndose en la mezcla perfecta de esos estilos, con canciones ya clásicas como "Duel" o "Last Train to Satansville".
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