Conmover con canciones pareciera que no va de la mano del virtuosismo sino que reúne un elemento más honesto y sutil: el de la simpleza. De nada sirve un gran sonido, un instrumentista genial, si cuando escuchamos el resultado no despierta sensaciones en nuestro cuerpo.
El buen uso de la computadora agregándole capas al sonido de una canción y especialmente a la melodía, para nada quita la relación humana a la música, al contrario la amplifica hacia otros planos auditivos, algo que los dogmáticos de la música no llegan a comprender.
A Ben Cooper nada de eso le importa, para el es una búsqueda introducir binarios en una canción, pero humanizarlos de tal forma que no recordemos de donde provienen, algo que muy bien saben hacer sus camaradas de The Postal Service.
El final es adictivo y coherente, escondiéndose de las luces y llevándonos a ambientes como si estuviéramos como bien lo dice el título, durmiendo bien
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