Quien diría que uno de los creadores más eléctricos, ruidosos y experimentales con una guitarra, pusiese en su curriculum un trabajo de elementos acústicos de 6 y 12 cuerdas, arpa, violines, mandolina, contrabajo y tambores?
Pensamientos derribados roza el folk, con interesantes visiones acústicas que enlazan la forma de ejecutar la guitarra de Moore con arreglos cercanos al mundo de Beck y reminiscencias claras a su Sea Change.
En la encrucijada de no saber por donde se dirigirá su banda a futuro y su ruptura con Kim Gordon -en ciertos aspectos hay conexiones con las letras- , aquí se enfoca en otros matices e intensidades, mostrándose vulnerable en ese universo interior, tan oscuro y apacible como doloroso.
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